Por alguna razón, siempre he dejado para “más adelante” mis viajes a la costa mediterránea, especialmente la de la Comunidad Valenciana. Y no porque tuviera algo en su contra, me parecían lugares muy interesantes… pero demasiado abarrotados. A estas alturas ya probablemente sea demasiado tarde para dar marcha atrás en muchas de las decisiones que se tomaron en el litoral valenciano para convertirlo en uno de los lugares más turísticos de Europa.

Pero allá por los años 60, fecha del despegue del boom turístico español, no se pensaba tanto en criterios de sostenibilidad y respeto medioambiental y sí en hacer caja con las golosas divisas europeas. Sesenta años después, el litoral valenciano sigue siendo muy turístico, pero se aprecia un giro institucional hacia un nuevo enfoque del territorio.

Y eso es lo que hemos visto nosotros en este primer viaje al litoral alicantino después de dejarlo durante años para más adelante. Y algo muy habitual en nuestros litorales turísticos es la dificultad para aparcar, por lo que siempre es más práctico buscar con antelación aparcamiento en Alicante. No obstante, que los conductores de vehículos nos quejemos de que no hay aparcamiento resulta un poco paradójico, ya que es justamente el exceso de vehículos lo que lastra a menudo estas zonas turísticas. Así que, si queremos preservar el medio, habrá que acostumbrarse a una forma de viajar un poco diferente, al menos, menos cómoda a la hora de aparcar.

Porque una de las cosas que también pudimos ver en la costa de Alicante es que existe una línea de tren litoral conocido como TRAM que conecta buena parte del litoral de sur a norte, hasta llegar incluso a Dénia. Nosotros, de hecho, dejamos a buen recaudo nuestro vehículo tras encontrar aparcamiento en Alicante y nos movimos durante varios días en transporte público, la mejor alternativa para ir adaptándonos a un futuro en el que debemos cambiar nuestro modo de desplazarnos. Pero mientras el futuro llega, hemos pasado unos días de ensueño en la que es, no cabe duda, una de las costas más bellas de toda España: la Costa Blanca.