Las Tarjetas de Visita son percibidas como un elemento menor del aparato de marketing de cualquier negocio, especialmente tras el boom digital y la implementación de nuevas tecnologías en el ámbito de la mercadotecnia. Sin embargo, las tarjetas siguen desempeñando una función informativa de gran importancia, llegando a influir en la credibilidad de la empresa y en la decisión de compra de los destinatarios, por citar dos de sus principales beneficios.

 

Una primera razón para invertir en tarjetas de presentación es la posibilidad de dar a conocer la empresa y su cartera de productos y/o servicios de forma simple, directa y económica. Son fáciles de producir en masa y de entregar individualmente a clientes potenciales, a los que no se molesta ni se interrumpe en el desempeño de sus obligaciones diarias, como sí sucede con los anuncios intrusivos. Con frecuencia son los propios interesados quienes solicitan una tarjeta, algo que difícilmente sucedería con los anuncios televisivos o las cuñas radiofónicas.

 

Cómodas de transportar, las tarjetas de presentación o de visita pueden acompañar a los equipos de marketing a ferias, conferencias y otros eventos. Por su reducido tamaño, se distribuyen rápidamente en cualquier situación, potenciando así el impacto de la marca y de sus productos en el destinatario.

 

A diferencia de otras soluciones más complejas y costosas, las tarjetas son para pequeños y grandes negocios una carta de presentación eficaz. Con ellas, los clientes potenciales acceden de un vistazo a la información esencial de la empresa: dirección física, página web, teléfono, correo electrónico, etcétera.

 

¿Puede un simple papel rectangular mejorar la credibilidad de un negocio? La respuesta es afirmativa, pues las tarjetas de presentación han demostrado mejorar la confianza de sus receptores. Este sentimiento afecta a la predisposición a generar conversiones en los establecimientos de la empresa, en lugar de hacerlo en los de la competencia.