Las cicatrices en la piel son consecuencia de los síntomas más graves de patologías como el acné vulgar o la varicela. Esta señal que se forma en los tejidos después de una curación, puede afectar seriamente a la imagen personal. A menudo desencadena efectos negativos sobre la conducta y las relaciones sociales del afectado, sobre todo a edad temprana. Por este motivo, las consultas a especialista tratamientos acne Vigo son mayores entre la población joven.

Dependiendo de su tipo y gravedad, las cicatrices pueden atenuarse o eliminarse a través de cremas, ungüentos, cirugía, terapia láser y otros tratamientos. Como prevenir es mejor que curar, informarse acerca de las patologías susceptibles de dejar estas secuelas es una decisión lógica.

Por un lado, el acné severo es un trastorno de la piel en que las pápulas, quistes y nódulos ocupan gran superficie y tienen una profundidad superior a lo normal. Debido a la magnitud de sus inflamaciones, las fibras de colágeno encuentran mayores dificultades para recuperarse, lo que sumado a la manipulación de los granos, empeora la cicatrización normal.

Aunque benigna, la varicela es una enfermedad infecciosa que también puede pasar factura al cutis. Sus erupciones y protuberancias contienen un líquido que, al rascarse el paciente, produce infecciones que complican el proceso de recuperación, dando lugar al característico rostro «picado».

Aunque no sea una enfermedad en sentido estricto, las quemaduras dan origen a multitud de cicatrices de tipo hipertrófico, las mismas que se forman después de un traumatismo o intervención quirúrgica. Esta lesión, que puede ser térmica, eléctrica o química, se produce más en el ámbito doméstico que en el laboral.

El lupus discoide es bastante más infrecuente que las anteriores patologías. Se trata de una clase de dermatosis que se presenta en edad infantil a raíz de infecciones, reacciones a medicamentos, etcétera. Ocasiona llagas rojas y escamosas que, de no tratarse a tiempo, pueden derivar en cicatrices severas.