Libertad sobre ruedas: Por qué aparcar en el propio aeropuerto cambia tu viaje
Hubo un tiempo en el que organizar la logística para llegar al aeropuerto de Santiago me consumía casi tanta energía como planificar el propio viaje. Vivir en Galicia a veces implica hacer encaje de bolillos con los horarios de autobuses, que no siempre coinciden con tu vuelo, o tener que pedir ese incómodo favor a un familiar o amigo para que te lleve a las seis de la mañana.
Sin embargo, hace un tiempo decidí cambiar el chip. Empecé a ver el parking del aeropuerto no como un gasto extra, sino como una herramienta fundamental para facilitar mi experiencia de viaje. Y la diferencia ha sido abismal.
Lo que hace que aparcar en aeropuerto Santiago de Compostela sea un verdadero lujo es, irónicamente, el tamaño del aeropuerto. A diferencia de las inmensas terminales de Madrid o Londres, aquí todo es humano y accesible. Aparcar en el Edificio General (P1) significa que, literalmente, dejas el coche, coges el ascensor y en menos de dos minutos estás cruzando la pasarela hacia la zona de Salidas. No hay lanzaderas, no hay caminatas interminables arrastrando la maleta y, sobre todo, no hay esperas.
Esa independencia es adictiva. Salgo de mi casa a la hora que yo decido, escuchando mi música, sin el estrés de si el tren llegará a tiempo o si el taxi me costará más de la cuenta. Llego, la barrera lee mi matrícula (porque siempre reservo online) y aparco. Esa sensación de control sobre mi tiempo es la mejor manera de empezar las vacaciones o un viaje de trabajo.
Pero cuando realmente agradezco esta decisión es a la vuelta. Aterrizar en Santiago de noche, a menudo con lluvia y cansado tras horas de vuelo, y saber que no tengo que esperar a nadie es impagable. No tengo que hacer cola para un taxi ni mirar el reloj rezando para que no se haya ido el último autobús a la ciudad. Solo tengo que bajar al parking, entrar en mi coche —que me espera seco y seguro— y poner la calefacción.
Facilitar el viaje es eso: eliminar fricciones. Y para mí, tener mi propio vehículo esperándome a escasos metros de la puerta de llegadas es el broche final perfecto para cualquier trayecto.
Written by paco in Parkings