Estaba cansado y con los pies hinchados. Había pasado el día entero recorriendo las montañas gallegas en busca de algún tesoro arqueológico que pudiera descubrir. A medida que se aventuraban más cerca de una pequeña ciudad, mi corazón latía con cada vez mayor entusiasmo. Quizás encontrara algo aquí que ahora era solo un misterio?

Como de costumbre, los arqueólogos en Galicia habían hecho el viaje conmigo para ayudarme a buscar. Estaban acostumbrados a encontrar tesoros en la zona y su presencia siempre fue un buen augurio para nuestras búsquedas. Exploramos toda la ciudad, pero no había ningún rastro de un antiguo tesoro escondido en esta región montañosa remota.

Al anochecer decidimos dormir allí porque nos quedaban apenas horas de luz y no podíamos volver a casa antes de la noche. Mientras preparábamos el campamento, mis ojos se abrieron de asombro cuando vi un extraño objeto tallado en forma rectangular sobre la roca. Me agaché para observar mejor e inmediatamente reconocí que tenía forma humana:un hacha antigua!

Mis compañeros estaban igualmente emocionados y empezaron a cavar alrededor del objeto hasta que aparecieron más herramientas talladas hechas por personas tanto modernas como antiguas…y joyería! ¡Habíamos encontrado el tesoro de Galicia! Mi corazón palpitaba muy fuerte cuando contemplamos el maravilloso hallazgo que hicimos después de tantos meses dedicados a este proyecto especial.

No fue fácil excavar todo lo necesario para lograr exponer completamente el tesoro, nos llevó varios días completos, pero finalmente lo logramos y tuvimos la oportunidad de estudiarlo con detalle sin temor a dañarlo o destruirlo. Este fue un gran logro para los arqueólogos gallegos y fue mi primer gran descubrimiento como experto en arqueología. Estoy orgulloso del trabajo realizado en aquellos días llenos de magia e historia escondida bajo la tierra.