Hay mucha gente que no le gusta tener granos en la cara, como le pasa a una de mis amigas que al mínimo granito ya se va a hacer un tratamiento cara. Una vez la convencieron para hacerse un tratamiento de cara diferente al que ella se hacía y al final le salió el tiro por la culata porque ese tratamiento era demasiado agresivo y le provocó unas quemaduras que le duraron unas dos semanas. Al final decidió que no iba a volver a ese sitio porque no le habían advertido desde un principio que esas quemaduras le podían llegar a salir.

Por fortuna nunca he tenido problemas ni con granos durante mi juventud ni con ningún otro tipo de problema en la cara, pero cuando iba al instituto he conocido a mucha gente que no ha tenido tanta suerte como he llegado a tener yo. Había un par de alumnos que tenían que aguantar de todo por culpa de tener unos cuantos granos de más en la cara, como si eso fuese culpa suya. Al final cuando te pasa algo así tienes que ser fuerte y conseguir llevarlo de la mejor manera posible y hacer oídos sordos a las cosas que te puedan decir aquellos que te quieran herir con sus palabras. Porque ya sabemos que los jóvenes sobre todo pueden llegar a ser muy crueles cuando se lo proponen, solamente hay que ver los vídeos que se graban los chavales de hoy en día intentando humillar a otros chavales.  

Esa clase de cosas en mi época no eran tan agresivas, en cuanto a uno se le fuese la mano el resto ya estábamos para advertirle y pararle si era preciso. Sin ir más lejos una vez me tocó defender a un chico al que estaba intentando humillar su propio compañero de pupitre y a su compañero se le quitaron más las ganas de seguir molestando a este pobre chaval que no le había hecho nada malo a nadie nunca. A esos que no se pueden defender no me molesta defenderlos pero a los que se los buscan por sus actos ellos mismos se lo han ganado.