Granitos, mármoles, calizas, etcétera: el catálogo piedras decorativas para fachadas es amplio y variado y ofrece a los decoradores un sinnúmero de remates en edificaciones y reformas.

Este revestimiento natural destaca por su resistencia, valor ornamental y propiedades térmicas y acústicas. Su precio económico y la diversidad de formas y colores disponibles también justifican su popularidad en el mundo de la decoración y el interiorismo.

De todas las opciones, la pizarra se emplea en fachadas de toda clase de construcciones. Esta roca procedente de arcillas metamorfoseadas se distingue por su aspecto oscuro y homogéneo, con propiedades impermeables, un mantenimiento simple y una resistencia al calor superior a lo normal. Se utiliza también en suelos y tejados, tan apreciados son sus beneficios.

El granito y sus variedades son una elección común en fachadas de viviendas y edificios públicos. Esta roca ígnea plutónica se caracteriza por su aislamiento acústico, su fortaleza, la escasez de su mantenimiento y riqueza de acabados: arenado, pulido, flameado, abujardado, etcétera.

La piedra caliza, por su parte, muestra una elevada tolerancia a la radiación solar, y sus otras propiedades lo hacen idóneo para suelos y piscinas. Formado por carbonato cálcico, este material es una apuesta segura, que gustará especialmente a los admiradores del Museo Guggenheim de Bilbao, pues la caliza esté presente en toda su fachada.

Respecto al mármol, ha sido utilizado con fines constructivos desde hace milenios. A sus cualidades estéticas, no pocas, se suman una elevada resistencia a la climatología y los golpes. La riqueza de mármoles es notable: el rosa portugués, el calacatta, el alabastro egipcio, el Cipollino de la Versilia o el de Carrara, entre otros.

Por su abundancia en la corteza terrestre, la roca arenisca es una opción muy económica para el revestimiento de fachadas. Se compone de cuarzo y feldespato y está disponible en múltiples colores y texturas.