Cómo distinguir el oro blanco de la plata
El oro blanco y la plata son metales fáciles de confundir para el ojo inexperto. Al comprar anillos oro blanco o invertir en monedas y lingotes de esta aleación, existe en riesgo de recibir gato por liebre. La única forma de evitarlo es documentarse sobre las diferencias y particularidades de estos metales preciosos.
En primer lugar, el oro blanco se define como una «aleación de oro y algún otro metal blanco, como la plata, el níquel o el paladio», citando el DRAE, que describe la plata como un «elemento químico metálico, de color blanco, brillante, muy dúctil y maleable, muy buen conductor del calor y la electricidad».
En la composición del oro blanco interviene el oro puro, detalle nada irrelevante considerando el metal dorado continúa siendo uno de los cinco más cotizados del mundo. Por eso, el precio establece una primera y sustancial diferencia entre el oro blanco y la plata: esta última es más asequible que aquella, y por tanto no cabe la confusión en la etiqueta del precio.
A simple vista es posible vislumbrar matices áureos en el oro blanco, mientras que la plata carece de esta particularidad. Además, el tiempo y el uso oscurecen el brillo de la plata, degradación que no experimenta el otro metal.
Atendiendo a su densidad, la balanza no ofrecerá lugar a dudas respecto a la identidad de estos metales. El oro blanco, debido a su mayor densidad que la plata, presenta un mayor peso que la plata en idénticas proporciones. No obstante, esta característica resulta difícil de detectar en joyas menudas de unos pocos gramos.
Por esta razón, se precisan métodos más avanzados para discernir estos metales. La prueba del algodón, por así decirlo, es el ácido nítrico: unas gotas de este líquido corrosivo revelan, con ayuda de una piedra de toque, la ausencia de oro en la plata y su presencia en el oro blanco.
Written by paco in Joyerías