Aunque el dinero no lo es todo, desempeña un papel crítico en la estabilidad y bienestar de cualquier familia. En el sector seguros entienden la importancia de proteger la salud financiera de este público, y por ello existen multitud de pólizas con coberturas adaptadas a sus necesidades. Con el seguro adeslas familiar, por ejemplo, las emergencias y gastos imprevistos no comprometen la solvencia del tomador, ni de sus seres queridos.

Saldar deudas, cubrir gastos derivados de accidentes y defunciones o reemplazar la pérdida de una fuente básica de ingresos son razones de peso para contratar un seguro de familia. Además de este «salvavidas» económico, es recomendable crear un fondo de emergencia que proporcione un respaldo financiero ante cualquier contingencia futura. A fin de cuentas, incluso la mejor póliza del mercado tiene sus limitaciones.

Disponer de un «colchón» financiero ayuda a proteger el patrimonio frente a cualquier gasto o acontecimiento imprevisto: una multa de tráfico, un vehículo o electrodoméstico averiado, etcétera. Aunque las entidades bancarias ofrecen facilidades, esta reserva puede construirse al margen de ellas, destinando un porcentaje mínimo de las ganancias mensuales.

Un endeudamiento elevado, por su parte, saboteará fácilmente la planificación financiera si no se adoptan medidas para reducirlas y eliminarlas. En especial, las deudas de préstamos y microcréditos son un mal epidémico en muchas familias y están en el origen de sus dificultades económicas. Lo recomendable es rechazar cualquier préstamo antes de cancelar las deudas contraídas en el pasado o mantenerlas en niveles manejables.

Tan importante como inculcar una sólida educación financiera es fomentar la cultura del ahorro entre los miembros de la familia. Su objetivo es eliminar los gastos superfluos y mantener a raya el desaprovechamiento de la luz, el agua, el transporte público y otros servicios. Hasta la gotera más pequeña causará, si no se remedia, un daño severo a la economía familiar.