Desde que dejé la casa de mis padres, la música nunca ha vuelto a ser igual. Y es que en mi habitación se quedó mi querido equipo de sonido, el mejor que he tenido nunca y, según el camino que llevo, el mejor que tendré. Fue en mi adolescencia, cuando empecé a aficionarme a la música compartiendo casetes con los amigos del instituto.

Así las cosas, yo necesitaba algo más que mi radiocasete de toda la vida con CD incorporado. Recuerdo que si ponía la música muy alta, el reproductor de CD vibraba y hacía que la pista saltase… un desastre. Entonces vi unos productos vendidos por tv y me llamó la atención un anuncio de una firma de sonido de la que había oído hablar.

Me fui a la tienda y pregunté y me dijeron que era de las mejores. Así que me presenté en casa y le dije a mis padres que necesitaba pasar al siguiente nivel: un aparato que me permitiese poner a prueba la dureza de los cristales de la casa. Bueno, no fue exactamente así, pero logré comprar una cadena musical (se llama así en aquellos tiempos, no sé si en los tiempos del Bluetooth existe algo así).

Mi amada cadena tenía doble pletina, cargaba tres CDs y un montón de botones para ecualizar, que nunca utilicé mucho, la verdad. Pero la joya de la corona eran sus altavoces. Cuando la puse a funcionar y subí un poco el volumen, me sentí como Marty McFly al principio de Regreso al futuro I: esto es potencia.

Y no tengo dudas de que gracias a aquellos productos vendidos por tv que me hizo enamorarme de aquella marca cambió mi relación con la música. Empecé a preciar los matices de la música gracias a tener un sonido limpio: era una maravilla.

Y así fue durante años hasta que empezó a fallar el cargador de CDs, que tengo que decir siempre me dio mala espina: lo veía como la parte más débil del aparato y no me equivoqué. Aun así, seguía tirando, pero cuando yo me fui de casa, allí quedó: demasiado cachivache para cargar con él de casa en casa. Y nunca nada ha vuelto a ser igual. Ahora miro mi modernísimo altavoz Bluetooth y sigo pensando con nostalgia en mi vieja cadena musical.